A ti te sale más simple amar a esa.
Esa que tiene la risa fácil,
esa que no teme jugar a ser vieja,
esa que no te complica las ideas.
La amas a ella que te da las razones,
pero jamás la vida.
La amas porque con ella haces y deshaces,
pero jamás te deshila.
La amas a ella que te regala canciones de otros,
pero jamás poesía.
La amas...
Y te sale más cómodo amarla...
ya que es toda coherencia,
toda caricias,
toda finitud,
toda estabilidad.
Y ella aprendió cómo hablarte,
cómo abarcarte,
como mirarte,
con esos ojos de sueño, siempre de sueño, siempre en sueño,
y por eso te es tan sencillo amarla;
siempre fue más sencillo amara a esa,
a cualquiera, fuera quién fuese, pero como esa,
que se le pasa la vida queriendo ser feliz,
existiendo,
generando existencia,
jamás, jamás experiencia.
Es incomparablemente sencillo amarla a ella,
y lentamente,
mucho más sencillo,
volverte como ella.
La amas a ella,
y no podrías amar a otra más que a ella,
nunca pudiste amar a ninguna otra que no fuese como esa.
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