Lo leí ayer, que rompo todo,
miraba hacia atrás y recordé que lo rompía todo,
todo pasado lleno de pedazos, fragmentos, astillas, polvo y ruinas.
Hoy, y desde hace meses, tengo algo más que frágil en mis manos,
algo único, algo hermoso, algo sublime,
algo que si llego a soltarlo, inevitablemente me fracciono.
Entonces, ¿Cuando me boicoteo?
La duda está en el aire, es amenaza silenciosa,
aunque no quiera,
las pulsiones negativas se revuelcan a mis pies,
¡Basta de destrucciones programadas!
El problema de tener tanto pasado, es que siempre,
siempre,
habrá algo que volverá a abofetearte el presente,
un gesto, un insulto, un olvido,
una huida, un te quiero, los mil te odio,
una huida, cada huida, que si lo busqué,
que si lo quise, que si me quiso,
las huidas, mis regalos, tu huida,
que si fui pluma, que si fui dulce, que si fui bruta,
mis huidas,
pluma, bruta, dulce, inabarcable, desorientada,
siempre, siempre, las huidas.
Pero hoy tengo algo que me supera,
que si me suelta, entonces, inevitablemente
me fracciono,
que si huyo, entonces me desvanezco,
que si me huye, entonces me desvanece,
algo tan frágil que me alegoriza,
me hiperboliza,
me cubre de filosofía para que ya,
de una vez por todas,
deje de recordar las heridas que hace tiempo están secas.
Y decido no soltarlo,
mientras ruego que no me suelte,
ahora, si lo hace,
me paro y me limpio las rodillas,
aunque si de mi depende, eso lo escondo
y lo llevo conmigo hasta que el tiempo borre tu nombre de mis huesos,
que si lo cubro de sangre, vientre y besos,
entonces quizá se haga eterno,
mi nombre y el tuyo en un suspiro
eterno
en la galaxia, el universo,
tu nombre y el mio como una exhalación que nos deja
más allá de nuestra temporalidad.
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